jueves, 28 de octubre de 2010

HAITÍ. CÓLERA Y OLVIDO.

Sin lugar a dudas vale la pena tomar prestado este escrito que más que escrito es una realidad de lo que vive en estos momentos el hermano país de Haití. Excelente explicación desde el punto de vista humano y real de la situación que impera.
por Fran Sevilla el 25 Oct 2010 | URL Permanente
La primera idea que se le viene a uno a la cabeza es que debe haber algún tipo de maldición, que no es posible que tanto mal, tanto dolor, tanta muerte se acumulen en un tiempo y un espacio tan reducidos. Pero luego uno tiene que pensar, que racionalizar, que buscar explicaciones. Porque hace tiempo que uno es consciente de que las maldiciones no caen del cielo por arte de magia, como efecto de una condena de los dioses. No se trata de una maldición ineluctable, algo tendrá que ver el mundo que entre todos damos forma día a día.
Haití se enfrenta de nuevo a eso que ya sabemos: el mal, el dolor, la muerte. Y a uno le da por preguntarse cómo es posible. Uno se pone a desbrozar la idea inicialde la maldición para tratar de entender qué hay detrás. Y detrás sigue habiendo el abandono, la indiferencia, el olvido. Hace nueve meses el mundo parecía volcarse, como pocas veces antes, en paliar los efectos de un devastador terremoto. Pero este largo parto ha servido para poco.
A día de hoy, nueve meses después de aquel clímax de la solidaridad, apenas queda nada. Y no es porque no haya gente solidaria, y no es porque no haya ONG,s que no se hayan volcado, y no es porque no se haya explicado; es porque vivimos en un mundo en el que sólo sabemos poner parches respondiendo a golpes mediáticos, sólo se atiende a las coyunturas, siempre pasajeras, y no se hace hincapié en las estructuras.
Y en el mundo de las estructuras, en el mundo de las geoestratégicas, Haití apenas cuenta. La cantidad de dinero invertida o donada para salvar a Haití de las catástrofes, la catástrofe del terremoto y la catástrofe de su historia, es ridícula comparada con la inversión de euros o de dólares en salvar a la banca europea o a la banca estadounidense, por poner un ejemplo. En este mudo al revés en el que vivimos, en el que malviven millones de seres humanos, la prioridad no es apuntalar la vida sino proteger los beneficios. Provoca sonrojo leer las cifras que se barajan por ventas de armamento en los últimos días, ya sea de Rusia a Venezuela, de Estados Unidos a Pakistán o de España a Arabia Saudí.
El cólera en Haití es una consecuencia del mundo descorazonador en el que vivimos; la cólera que uno siente es la consecuencia de la impotencia y la rabia. Pienso en las viñetas de Forges, en las que un día tras otro, desde hace nueve meses, llevan impresas la consigna “Pero no te olvides de Haití”. A quienes tienen la capacidad y la obligación de no olvidar se les ha olvidado.
fran.sevilla@rtve.es

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