La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?
sigmund freud.| con el deseo más tierno que otras noches | |
| tentó las piernas de la mujer nueva | |
| que afortunadamente no eran de carrara | |
| posó toda su palma sobre la hierbabuena | |
| y sintió que su mano agradecía |

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