El arte de la comunicación se perdió.
Perdió dirección, motivo, sentido; perdió el objetivo.
La verdadera comunicación entre las personas está dada en los momentos donde las palabras sobran y un gesto, una mirada, un toque, una expresión dicen más que mil palabras. Las nunca dichas, las por decir y las que se hubieran dicho.
Huimos a comunicarnos, a mirarnos. Huimos a escucharnos.
Saludar aunque sea rápidamente, acompañado de una mirada así sea breve o una sonrisa… creo que le haríamos el día a más de una persona.
Cosas tan simples, cambian la idea en un momento tal vez crucial para alguien. A veces el detenerse ese instante puede hacer la diferencia.
Y si se puede, el preguntar... ¿cómo estás?
Y si más se quiere... esto hacerlo con la verdadera intención de saberlo .. y esperar la respuesta. Es como hacer un milagro.
No sé en qué consiste pero crea una gran carga de energía.
Nadie es resistente a un cruce de energía honesta y sincera, en el que se percibe una verdadera intención de saber por su bien o mal estar.
Pero no. Llevamos prisa. No tenemos tiempo. Allá ella/él con sus problemas. En fin…
La dirección: la persona.
El motivo: la persona.
El sentido: la persona
El objetivo: la persona.
Siempre siempre, la persona.
sonata
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